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lunes, 17 de julio de 2017

Después de 12 años, Comunicaciones jugará una final

Merecidísima forma de coronar el certamen para este plantel. Recordemos que antes de una fatídica racha dónde el Cartero perdió cinco partidos seguidos, el equipo entonces dirigido por Jorge Vivaldo era el líder del certamen. Luego de ese mal momento, nunca más los de Agronomía conquistaron la cima del torneo. Fue Morón quien logró la regularidad necesaria en este tipo de torneos largos y logró consagrarse campeón.

Pero Comunicaciones no se dio por vencido. Ya en el exterior Vivaldo, asumió las responsabilidades de la conducción técnica Alejandro Orfila. Hasta entonces, mucho más conocido como jugador aguerrido de la mitad de cancha que director técnico, cargo que sólo había ejercido con anterioridad cuando dirigió el combinado de jugadores libres.

El Chano le aportó lo suyo a un equipo que venía trabajando hace mucho. Esta suerte de 4-2-3-1 cuando se ataca y prácticamiente 5-4-1 cuando se defiende fue inaugurado por Eduardo Pizzo. Luego, muy gradualmente, se le fueron cambiando nombres propios y cada DT fue aportándole su idea. Con el uruguayo al frente del primer equipo, Comunicaciones se convirtió en un equipo sólido, que se arma de atrás para adelante, que sienta sus bases en una defensa ordenada y aguerrida pero con buen pie en la salida, lo que le permite al mediocampo recibir limpio la pelota. Es en mitad de cancha donde Comunicaciones hizo la diferencia con muchos jugadores de buen pie: Soria, Barrionuevo, Estévez, Rose, Asprea, Varela. Con Orfila el Cartero ganó en volumen de juego a partir de estos nombres propios y una idea del fútbol clara: insistir todo el tiempo en que el balón ruede por el verde césped, asociarse entre los volantes, explotar las bandas y meter diagonales por el medio.

Así, la segunda parte de esta temporada fue la mejor cara de un equipo que funciona más o menos parecido hace al menos 1 año y medio. Por eso no sorprende que se esté en la final. Claro, Estudiantes tenía la obligación de ganar, el empate no servía, y salió a buscar con todo el partido. Con la iniciativa en el visitante, Comu se cerró bien atrás y si bien el Pincha durante buena parte del primer tiempo (salvo algunos tramos, sobre todo los minutos finales donde el local estuvo muy cerca) fue el protagonista, la realidad es que casi no generó situaciones claras de gol. Quien sí estuvo cerca fue Marcelo Lamas, justo un ex aurinegro, quien no la empujó en la línea. Pese a lo dicho, Comu también tuvo lo suyo. Zárate no logró meterla adentro del arco tras conectar un buscapie que envío desde la derecha Barrionuevo, tras gran jugada individual. Luego, sobre el final, Varela fue una pesadilla sobre la derecha, pero sin embargo le costó el pase final atrás para que alguno la empuje.

Distinto fue lo del segundo tiempo. Con Estudiantes que ya había hecho el desgaste, los de Agronomía se impusieron en el terreno de juego y empezar a demostrar su habitual buen fútbol. Pero las respuestas Orfila las encontró en el banco. Salazar, que recién había ingresado, tomó la pelota sobre el vértice del área y se la picó al arquero, clavándola en el ángulo. Luego, del empate pincha, nuevamente el ex Argentinos inició una jugada personal que finalizó con una asistencia al también ingresado Rodríguez, que convirtió su segundo tanto como jugador profesional, ambos en el reducido.

Luego, vinieron los incidentes sobre la calle Gutemberg, fuera del Estadio, donde da el arco que mira a las vías del FFCC Urquiza. El partido se suspendió a los 44 minutos del segundo tiempo, cuando la clasificación era casi un hecho, y ahora el club espera el dictamen del Tribunal de Disciplina, que a menos que medie una mano oscura, por como se dieron los hechos, y las pruebas existentes, debe ser positivo.

LA TRIBUNA

Casi 2000 carteros abarrotados en la cancha le dieron un marco imponente a la semifinal. Además del colorido habitual de los tirantes, cruzados y banderas de alambre, se colgaron mini tirantes de plástico que iban del alambrado a la tribuna y globos que cruzaban toda la popular. 20 minutos antes del encuentro ya se hacia escuchar la hinchada y el sector donde se ubica la parcialidad local ya estaba lleno. El recibimiento fue a todo trapo, con miles de papelitos bajando de la tribuna y un aliento ensordecedor. Sin embargo lo que debiera ser una fiesta se empañó porque promediando el primer tiempo la hinchada se bajó de la tribuna y fue hacia fuera del Estadio donde la policía se estaba enfrentando con algunos hinchas del cartero. Luego de eso, se descolgó todo el colorido. Sin embargo, en el segundo tiempo el aliento fue constante, con picos de algarabía, sobre todo después de los goles. Media hora después de suspendido el partido, cuando mucha gente, entre la lluvia, el frío y la incertidumbre, había decidido irse, fue el merecido festejo con los jugadores, inmortalizado para siempre por el trabajo periodistico de los colegas de De Comu Soy.


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